A la sombra del guerrero y de la mujer dormida
El autobús arrancó como a las 8 de la mañana. Agarrar una línea de lujo tiene muchas ventajas; ante todo la rapidez, y no menos importante la comodidad. Se quiera o no, lo pintoresco no resulta demasiado confortable y en la medida de lo posible siempre es mejor intentar no viajar entre gallinas, fardos de garrapiñados, artesanías, maíz y demás productos típicos.
Aún con todo ni siquiera el lujo se libra de locuras en México. Me dirija rumbo a la altiva Puebla, el autobús de parada única en destino acababa de tomar la autopista cuando me percaté del enorme letrero; "CUIDADO CON EL VOLCÁN".
Acostumbrado a nuestras señales de ¡CAÑADA! o ¡PELIGRO CIERVOS! encontrarse con una advertencia así resulta ciertamente sobrecogedor; como si se pudiera esquivar un río de lava de igual forma que una piedra en el camino; vamos que casi podían escribir "Atención rece todas sus oraciones para que el volcán no estalle".
Y de repente apareció ante nosotros; un coloso humeante de nieves perpetuas y 5230 m de altitud. El Popocatépetl o "Montaña que echa humo" hacia gala y esplendor de su nombre.
A su lado otra inmensa mole rocosa, antiguo volcán, recibe el nombre de Ixtaccihuatl o "Mujer dormida". Cuenta la leyenda que la mujer murió de pena cuando el guerrero se fue a la guerra, y al regresar el guerrero (el popo) montó tan en cólera que estalló, y aún hoy sigue enfurecido.
La ruta atravesaba montañas y valles cubiertos todos ellos por densísimos bosques de Eucaliptos y Rododendros o vaya usted a saber cual especie de coníferas.
De vez en cuando se cruzaba en el camino alguna pequeña población, o inmensos ranchos de enormes pastos donde podía adivinarse con forma de pequeñas motas el ganado pastando al sol de la mañana; todo ello a unos 3000 m de altitud (me río yo de los pirineos..) Una auténtica estampa de alta montaña, con chimeneas humeantes y vaqueros almorzando alrededor de una hoguera.
Tras unas dos horas de viaje la ciudad de Puebla se dejó adivinar en el horizonte. Esta urbe, de 1,5 millones de habitantes tiene un perfil perfectamente reconocible desde la distancia, ya que cuenta con la escandalosa cifra de 365 iglesias (dato seguramente desfasado en la actualidad) cuyas cúpulas coronadas por cruces guían el camino del viajero.
Puebla, orgullo de México fue escenario de la victoria del general Zaragoza sobre las tropas del emperador Maximiliano el 5 de mayo de 1862. Último representante de las dinastías europeas y de la iglesia católica que gobernó el imperio Mexicano a petición del partido conservador, Maximiliano resultó demasiado liberal para los conservadores y demasiado conservador para los liberales, por lo que tras una guerra civil, fue finalmente apresado y fusilado por las tropas de Benito Juárez que tenían el apoyo incondicional de los Estados unidos que no veían con buenos ojos un régimen en América apoyado por las dinastías europeas.
Puebla es sin duda la ciudad más Española de México, y en las construcciones de piedra gris de sus calles trazadas con tiralíneas, alberga una buena parte de la burguesía más conservadora de México. Precisamente me acogió allí un buen amigo, hijo de españoles emigrados, que me mostró los rincones más preciosos de la ciudad.
Esta ciudad colonial, arrebató la supremacía a su vecina prácticamente absorbida, la indígena Cholula, allá por el siglo XVI.
Sin duda la pequeña ciudad indígena, hoy repleta de estudiantes y bares es la que más me cautivó, cuando al llegar al centro y siempre con la inmensa presencia del volcán me encontré con una preciosa iglesia construida a horcajadas sobre una pirámide, dejando constancia histórica de quienes fueron los vencedores.
Mi estancia en el estado de Puebla pasó fugazmente mientras los nervios crecían en mi interior. Comenzaba mi viaje hacia el sur y ya no conocía a nadie en el camino.
Os dejo unas fotos.
El Popo
La catedral de Puebla
Capilla de oro. Puebla
Iglesia sobre pirámide y Popo al fondo. Cholula
Iglesia sobre pirámide. Cholula
Hacienda. Cholula
Un abrazo a Ernesto, y a los demás muxus y abrazos según os corresponda.
Aún con todo ni siquiera el lujo se libra de locuras en México. Me dirija rumbo a la altiva Puebla, el autobús de parada única en destino acababa de tomar la autopista cuando me percaté del enorme letrero; "CUIDADO CON EL VOLCÁN".
Acostumbrado a nuestras señales de ¡CAÑADA! o ¡PELIGRO CIERVOS! encontrarse con una advertencia así resulta ciertamente sobrecogedor; como si se pudiera esquivar un río de lava de igual forma que una piedra en el camino; vamos que casi podían escribir "Atención rece todas sus oraciones para que el volcán no estalle".
Y de repente apareció ante nosotros; un coloso humeante de nieves perpetuas y 5230 m de altitud. El Popocatépetl o "Montaña que echa humo" hacia gala y esplendor de su nombre.
A su lado otra inmensa mole rocosa, antiguo volcán, recibe el nombre de Ixtaccihuatl o "Mujer dormida". Cuenta la leyenda que la mujer murió de pena cuando el guerrero se fue a la guerra, y al regresar el guerrero (el popo) montó tan en cólera que estalló, y aún hoy sigue enfurecido.
La ruta atravesaba montañas y valles cubiertos todos ellos por densísimos bosques de Eucaliptos y Rododendros o vaya usted a saber cual especie de coníferas.
De vez en cuando se cruzaba en el camino alguna pequeña población, o inmensos ranchos de enormes pastos donde podía adivinarse con forma de pequeñas motas el ganado pastando al sol de la mañana; todo ello a unos 3000 m de altitud (me río yo de los pirineos..) Una auténtica estampa de alta montaña, con chimeneas humeantes y vaqueros almorzando alrededor de una hoguera.
Tras unas dos horas de viaje la ciudad de Puebla se dejó adivinar en el horizonte. Esta urbe, de 1,5 millones de habitantes tiene un perfil perfectamente reconocible desde la distancia, ya que cuenta con la escandalosa cifra de 365 iglesias (dato seguramente desfasado en la actualidad) cuyas cúpulas coronadas por cruces guían el camino del viajero.
Puebla, orgullo de México fue escenario de la victoria del general Zaragoza sobre las tropas del emperador Maximiliano el 5 de mayo de 1862. Último representante de las dinastías europeas y de la iglesia católica que gobernó el imperio Mexicano a petición del partido conservador, Maximiliano resultó demasiado liberal para los conservadores y demasiado conservador para los liberales, por lo que tras una guerra civil, fue finalmente apresado y fusilado por las tropas de Benito Juárez que tenían el apoyo incondicional de los Estados unidos que no veían con buenos ojos un régimen en América apoyado por las dinastías europeas.
Puebla es sin duda la ciudad más Española de México, y en las construcciones de piedra gris de sus calles trazadas con tiralíneas, alberga una buena parte de la burguesía más conservadora de México. Precisamente me acogió allí un buen amigo, hijo de españoles emigrados, que me mostró los rincones más preciosos de la ciudad.
Esta ciudad colonial, arrebató la supremacía a su vecina prácticamente absorbida, la indígena Cholula, allá por el siglo XVI.
Sin duda la pequeña ciudad indígena, hoy repleta de estudiantes y bares es la que más me cautivó, cuando al llegar al centro y siempre con la inmensa presencia del volcán me encontré con una preciosa iglesia construida a horcajadas sobre una pirámide, dejando constancia histórica de quienes fueron los vencedores.
Mi estancia en el estado de Puebla pasó fugazmente mientras los nervios crecían en mi interior. Comenzaba mi viaje hacia el sur y ya no conocía a nadie en el camino.
Os dejo unas fotos.
El Popo
La catedral de Puebla
Capilla de oro. Puebla
Iglesia sobre pirámide y Popo al fondo. Cholula
Iglesia sobre pirámide. Cholula
Hacienda. Cholula
Un abrazo a Ernesto, y a los demás muxus y abrazos según os corresponda.
1 Comments:
EN cuanto acabe exámenes leo esta entraada. De momento sólo paso a informarte de que te dejé un premio en mi blog, cuando quieras pasa a recogerlo.
Besitossssssss
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