Panduril escapando

Panduril, es Juan Ibáñez, Vitoriano sin raices venido al mundo en el buen año de 1982. Amante de la música, el pan duro, la filosofía,....... Amante en general.

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martes, abril 04, 2006

Vida solo hay una

Cuando uno atraviesa un punto de inflexión, se da cuenta del relax que supondria tener otra vida en la que poder hacer todo aquello que no haga en esta que vive.
Vida solo hay una; toda la partida a una mano. Miedo a caer en el equívoco; miedo al arrepentimiento; miedo al no retorno.

La felicidad es en el fondo una quimera que todo el mundo persigue. De alguna manera, es la careta con la que uno disfraza sus propias ansias, y les da rienda suelta. La felicidad reside al fin y al cabo en perseguir la satisfacción de dichas ansias.

Siempre son los niños y los jovenes, esos humanos inexpertos y ansiosos, los que mas creen en la felicidad; los que mas la persiguen en contra de toda lógica; los que mas ansias tienen por satisfacer.
Cuando uno se hace adulto, va sintiendo como la razón le pide ir eliminando ansias en cuyo incumplimiento o en cuya inseguridad ya atisba toques de una muy posible infelicidad a medio o largo plazo. Ante esto, y con apoyo total del "sentido común" propio y colectivo, uno comienza a buscar su arcadia feliz en otros objetivos. La busca en la seguridad, en las cosas estables, en la prole, en el hogar.
De cualquier manera, para cuando uno se da cuenta, ya es viejo, con mucha suerte jubilado, seguramente algo verde y muy afortunado si aún es capaz de reir.

La felicidad bajo mi punto de vista, se acaba cuando el ansia queda satisfecha, o cuando cansado de no poder satisfacerla, uno la destierra de su corazón.

¿Donde esta entonces el secreto de la felicidad? No creo que nadie lo sepa a ciencia cierta, pero quizás esté en mantener vivo contra toda lógica, el niño que uno lleva dentro, y que le aporta nuevas y antiracionales ansias de las que hacer objetivos.

Lo que si creo tener por seguro, es que la infelicidad viene de la mano del cansancio, de la melancolía del enrutinamiento, de la falta de sorpresa ante aquello a lo que ya te has acostumbrado.

Es por todo esto, y por ser mi vida una sola, que quizás opte por seguir desoyendo al sentido común, hasta que no esté lo suficientemente cansado de perseguir las ilusiones que ahora mismo siento no puedo dormir.

Panduril sigue soñando con escapar.



Muxus y abrazos según corresponda

2 Comments:

Blogger kwaku Ananse said...

Es una buena opción, pero en realidad también es algo muy difícil. A veces pienso que los verdaderamente felices son los locos cuya percepción de la realidad está distorsionada y no ven limitada la posibilidad de imaginar el mundo según su concepción. Esos son los únicos capaces de soñar libres, porque su mundo, todo él, es un sueño.
De todas formas, si te apetece, puedes volver a leer lo que en su día escribí yo de la felicidad.
1beso

11:00  
Anonymous Anónimo said...

Si suponemos que la felicidad s'olo se alcanza cuando uno satisface sus ansias (aquello que persigue con firmeza), qu'e le deparar'ia entonces la vida a aqu'el que acalla sus fieras y ya no tiene nada que perseguir, nada por lo que luchar?

Charlie.

15:46  

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