Bienvenidos al barrio
Una de las cosas de las que siempre me he sentido afortunado, es la de haber crecido en este barrio.
Recorrerlo, me provoca una terrible añoranza por una época de la que ya no quedan mas que los recuerdos.
La calle Antonia María de Oviedo, a parte de tener un nombre inusualmente largo, solo esta abierta en uno de sus extremos; lo que siempre ha hecho de ella nuestro rincón.
En el verano, se convertia en un sitio perfectamente estratégico para el asalto de los camiones de helados y refrescos que abastecian al club del final de la calle.
Tan acostumbrados estábamos a esta suerte de pillaje, que casi se podría hablar de "trabajo de profesionales", cuando de cinco a diez chavales, armados con los walkie-talkies, se sincronizban para robar los refrescantes artículos del camión de reparto, sin que nadie lo percibiese jamás.
No pasaba un invierno sin que quedaramos aislados por lo menos un dia.
Si trazásemos un perímetro alrededor del barrio, mas o menos las tres cuartas partes de este, son de bosque y terreno no urbanizado(en mi infancia andaría cerca del 80-90%).
De esta manera en mas o menos cinco minutos a pie, uno se planta en la entrada del bosque, con fotos como estas ante sus ojos.
El invierno siempre ha sido duro por estos pagos; siempre hemos tenido mucha nieve, y en su ausencia, nunca faltaron frio y hielo.
Quizás lo que mas le sobra a este lugar para mi gusto, es agua (aunque ya la quisieran otros para si). Sin embargo, hay que reconocer que cuando sale el sol, da gusto, porque incide fuerte, y levanta las nieblas, y quita la humedad alojada durante el invierno en la espina dorsal.
Me encanta esa sensación de lagarto, de reptil de sangre fria que absorve el calor del sol aumentando poco a poco su metabolismo, juntando fuerzas para disponerse a buscar su comida.
Nunca nos faltaron en el barrio lugares donde juntarnos a lo que podriamos llamar "hacer el mal"; pero uno de los lugares mas turbios, y curiosamente mas frecuentados, era el "chaleto"
El "chaleto", habia sido alguna vez un proyecto de chalet de lujo, que definitivamente se quedó en eso, un proyecto del que quedaron los cimientos y poco mas. Nosotros no hicimos mas que intentar estar lo mas comodos posibles mientras haciamos todo aquello que nunca imaginariamos hacer en nuestras casas respectivas.
En la foto se aprecia el muro de entrada (hay que saltarlo) visto desde dentro. El chaleto, ha contado siempre con la decoración de grandes artistas, destacando mi vecino y gran amigo Gustavo "Guso".
Tengo una relación muy especial con esta gente, con la que he nacido y crecido.
Nacho "Nako"...
Maite "Maite"...
Alex "Alejou"...
Me resulta muy agradable volver por aqui de vez en cuando. Siempre son dias de recuerdos, de confianza, de paz y tranquilidad.
Las costumbres han cambiado ahora que ninguno de nosotros vive aqui, y cuando nos juntamos, se aseguran los dias de buen comer y beber, y de planes tranquilos como la "frikipesc" y las "barbecues"
Sin duda soy afortunado por haber nacido aqui.
¿No creeis?
Muxus y abrazos según corresponda.
Recorrerlo, me provoca una terrible añoranza por una época de la que ya no quedan mas que los recuerdos.
La calle Antonia María de Oviedo, a parte de tener un nombre inusualmente largo, solo esta abierta en uno de sus extremos; lo que siempre ha hecho de ella nuestro rincón.
En el verano, se convertia en un sitio perfectamente estratégico para el asalto de los camiones de helados y refrescos que abastecian al club del final de la calle.
Tan acostumbrados estábamos a esta suerte de pillaje, que casi se podría hablar de "trabajo de profesionales", cuando de cinco a diez chavales, armados con los walkie-talkies, se sincronizban para robar los refrescantes artículos del camión de reparto, sin que nadie lo percibiese jamás.
No pasaba un invierno sin que quedaramos aislados por lo menos un dia.
Si trazásemos un perímetro alrededor del barrio, mas o menos las tres cuartas partes de este, son de bosque y terreno no urbanizado(en mi infancia andaría cerca del 80-90%).
De esta manera en mas o menos cinco minutos a pie, uno se planta en la entrada del bosque, con fotos como estas ante sus ojos.
El invierno siempre ha sido duro por estos pagos; siempre hemos tenido mucha nieve, y en su ausencia, nunca faltaron frio y hielo.
Quizás lo que mas le sobra a este lugar para mi gusto, es agua (aunque ya la quisieran otros para si). Sin embargo, hay que reconocer que cuando sale el sol, da gusto, porque incide fuerte, y levanta las nieblas, y quita la humedad alojada durante el invierno en la espina dorsal.
Me encanta esa sensación de lagarto, de reptil de sangre fria que absorve el calor del sol aumentando poco a poco su metabolismo, juntando fuerzas para disponerse a buscar su comida.
Nunca nos faltaron en el barrio lugares donde juntarnos a lo que podriamos llamar "hacer el mal"; pero uno de los lugares mas turbios, y curiosamente mas frecuentados, era el "chaleto"
El "chaleto", habia sido alguna vez un proyecto de chalet de lujo, que definitivamente se quedó en eso, un proyecto del que quedaron los cimientos y poco mas. Nosotros no hicimos mas que intentar estar lo mas comodos posibles mientras haciamos todo aquello que nunca imaginariamos hacer en nuestras casas respectivas.
En la foto se aprecia el muro de entrada (hay que saltarlo) visto desde dentro. El chaleto, ha contado siempre con la decoración de grandes artistas, destacando mi vecino y gran amigo Gustavo "Guso".
Tengo una relación muy especial con esta gente, con la que he nacido y crecido.
Nacho "Nako"...
Maite "Maite"...
Alex "Alejou"...
Me resulta muy agradable volver por aqui de vez en cuando. Siempre son dias de recuerdos, de confianza, de paz y tranquilidad.
Las costumbres han cambiado ahora que ninguno de nosotros vive aqui, y cuando nos juntamos, se aseguran los dias de buen comer y beber, y de planes tranquilos como la "frikipesc" y las "barbecues"
Sin duda soy afortunado por haber nacido aqui.
¿No creeis?
Muxus y abrazos según corresponda.
1 Comments:
Tienes suerte de poder recuperar todo lo que tuvimos aquí cada vez que vienes.
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